Twitter se ha convertido en la red social de la gente que si se muerde la lengua se envenena. Y me da mucha pena. Es la red social que más utilizo, que me sirve para estar informada y que mas me gusta. Pero es lamentable ver cómo la esencia del twitter de hace unos años se ha ido diluyendo, convirtiéndose en un vertedero anónimo de odio.
No es la única red, por supuesto en otras como Facebook o Instagram también hay trolls que protestan por todo y odian a diestro y siniestro, pero aquí llevo un tiempo observando que es la tónica general de unos cuantos. Por suerte, aun queda gente normal, la mayoría, y por culpa de una serie de energúmenos no me planteo dejarla.. al menos de momento.
Siempre les digo a mis alumnos que en redes sociales hay 4 temas que mejor es dejar de lado: política, religión, sexo y futbol. Que suban el contenido que quieran , pero a nivel empresarial y marca personal, tal como esta el nivel de “ofendiditos” por todo, mejor evitarlos.
Aun así, esta visto que hasta dar los “buenos días” puede ser motivo de polémica en las redes sociales. ¿Que no? Date una vuelta por cualquiera de tus redes sociales y observa.
Esta reflexión viene a propósito de una experiencia personal que he vivido por hacer algo tan osado como subir a twitter una foto de una bolsa de papel de una tienda de cerámica gallega.
Caso real: La bolsa de Sargadelos y los haters ofendiditos.
Además de este, tengo otro blog, Galicious, en el que escribo sobre Turismo, Gastronomía y otros cositas , sobre todo de Galicia , pero también de otros lugares. Este blog tiene una cuenta de twitter.
Si hubiera sido una bolsa de Mercadona, Leroy Merlin, Turismo de Cantabria o incluso de la Panadería Muriato de Meira también hubiera suscitado polémica. Porque siempre habrá alguien a quien no le guste lo que subes, algo totalmente comprensible (por suerte no todos pensamos igual ni tenemos los mismos gustos). Pero lo que no es comprensible ni justificable es el insulto por insultar. Porque la esencia de la existencia de estos seres es verter odio cobardemente. Porque eso si, mucho escribir, pero casi siempre desde perfiles anónimos con nombres rimbombantes.

En el tweet en cuestión decía que de “Sargadelos”(la marca en cuestión) eran bonitas hasta las bolsas”. Es mi opinión, es mi red social y creo que con decir eso no ofendo a nadie. Pues bien, desde entonces he leído de todo: entre otras lindezas me han vomitado que era patética, que por qué no escribía en gallego, que si Sargadelos había recibido una subvención de la Xunta de Galicia… ¿y?
Yo solo he dicho que la bolsa era bonita.
¿Cuál es el problema?
¿Que no te gusta la cerámica de Sargadelos? Genial. Pues no la compres.
¿Que no te gusta la bolsa? Me lo puedes decir sin insultarme.
¿Que la bolsa está en castellano y no en gallego? SORPRESA: La bolsa del otro lado esta en Gallego…

Y siguiendo con la temática politizada por los trolls acerca del idioma …
¿Que no escribo en gallego? Pues aquí me viene a la cabeza una escena de la película “8 apellidos vascos” en la que el protagonista en medio de una manifestación es increpado por lanzar consignas en castellano en vez de en euskera, a lo que este responde que lo hace en este idioma para que le entiendan los que tienen que escuchar su discurso. En mi caso, entiendo y hablo gallego perfectamente, pero escribo en castellano porque es mi blog y escribo en el idioma que me da la gana, y porque mis lectores no solo son de Galicia.Muchos de ellos, la mayoría, son de fuera de Galicia y no hablan gallego. Y muchos leen mi blog buscando inspiración para sus próximos viajes a Galicia.No sé si será fácil de entender para la mentes de todos los ofendiditos.
Que yo paso de política y de extremismos radicales. A mí que más me dan las subvenciones.
Me gusta el producto. Y punto.
Me importa que es una fábrica que es un referente y que es un recurso importante tanto para muchos gallegos como para turistas. Me importa que desde niña he visto esa cerámica en casa.
El que funcione sirve como fuente de ingresos para muchas familias gallegas, no solo las que trabajan directamente en fábrica y tiendas, si no indirectamente a muchas otras, por ejemplo, a los hoteles, apartamentos, campings, restaurantes, tiendas, etc.. que reciben a los turistas que van a visitarla o que compran sus creaciones.
Y podría seguir un largo rato, pero no es el tema principal de esta reflexión.
Como conclusión
Tener presencia digital en cualquier red social es sinónimo de que cualquier cosa que publiques corre el riesgo de convertirse en viral, tanto para bien como para mal. Depende de la tecla que toques y a quién se la toques. En mi caso posiblemente hubiera sido un tweet mas si no fuera porque una escritora gallega lo retuiteó con un comentario jocoso.. o a lo mejor es que soy una Influencer y no me he percatado.
Hay que hacer un seguimiento de todo el contenido publicado en internet. No solo para medir los resultados , si no para comprobar las reacciones.
¿Y qué pasa cuando la pelota no deja de crecer?
- Si has publicado algo que está fuera de lugar. Asume las consecuencias y pide perdón.
- Si es un cliente que te reclama por tu mal servicio o por tu producto. Responde cortésmente y de ser necesario lleva la conversación al ámbito privado para intentar resolver el problema.
- Si es odio por odio.. mi recomendación es que bloquees, denuncies y no entres en su juego. Es lo que buscan. No les des esa satisfacción.
- En mi caso, no me he molestado en contestar a los trolls. No creo que deba justificar algo que no ofende a nadie. Y no voy a entrar al trapo de provocaciones. Prefiero invertir mi tiempo en otras cosas más entretenidas. Aunque reconozco que me produce curiosidad ver cómo se genera tanta ira y hay gente que se ofusca por algo tan banal.
El próximo día subiré una foto de una bolsa de Zara. A ver cuántos días dura el escarnio.